Hay cosas que no se pueden medir y a nuestros besos les ha tocado la peor parte. No entiendo por qué se me revuelve el estómago cada vez que te pienso y te encuentras lejos…porque sí, te quiero a cualquier distancia y eso… tiene mérito.
Me he hecho amiga de las carreteras y de los aviones, y pese a que crean que nuestro amor es débil, te aseguro que al menos tiene el valor de intentarlo y de luchar por todo lo que nos separa, que te aseguro que es mucho.
Ojalá tenerte siempre que se quisiera, siempre que se pudiera, pero hemos decidido apostar todo por nosotros sin importar lo demás. Porque el amor a distancia es el amor de aquellos valientes que se atreven con todo, de los que sí que cruzan puentes, de los que son capaces de afrontar ese tipo de amor que encasillan como “difícil”.
Me lo he repetido muchas veces: es complicado y nadie dirá lo contrario, ojalá tener tus abrazos cada noche, dejar que los días pasen de la mano o hablarte y no sentirte al otro lado del teléfono.
Pero no vengo a quejarme por todo esto sino a decir que si se quiere se puede, que vendrán miedos y lunas oscuras que querrán separarnos, que la distancia es muy puta, que no es fácil…pero por algo, y no me preguntes por qué, nosotros hemos elegido esto y aquí seguimos.
Queriéndonos sin miedo, valorando todo un poquito más, que cuando estamos cerca el mundo estalla a nuestros pies, la química sale sola, nos comemos hasta empacharnos, nos echamos de menos antes de que llegue la despedida….
Joder, siempre he maldecido todo lo que nos separa pero hoy quiero brindar por ello: porque hemos tenido los cojones suficientes como para lanzarnos al vacío en esta bonita aventura…y me encanta, porque hay gente que en el momento que se separa deja de quererse y se rinde a la primera y nosotros…nosotros nos queremos de lejos y de cerca…que vale el doble.