Bauman aseguraba que cada vez creamos lazos menos fuertes con las personas, que no sabemos amar como antes y que las relaciones no son tan consistentes. 

En definitiva, que tenemos miedo o no queremos ‘atarnos’ a alguien para darlo todo por él. 

Dicen que valoramos lo fugaz y lo puntual, que nos gustan los amores de una noche y los besos robados en las esquinas. 

Eso es lo que se dice pero yo creo que el amor, el verdadero amor, sigue estando más vivo que nunca. 

Hemos creado otros finales de cuento en los que la cenicienta se queda a dormir con el príncipe tras la medianoche, en los que no hay genios de la lámpara sino polvos geniales y que si me despiertas con un beso que sea para comer me después. 

No importa si no duramos, que aunque me duela… las rupturas forman parte de nuestro presente y no por ello somos menos buenos o valoramos menos lo que tenemos al lado. A veces no puede ser y el amor al igual que viene se va. 

¿Conocías la teoría del amor líquido? Esa que dice que ya nada vuelve ser como antes en las relaciones, que nos cansamos de las personas y que nos es difícil comprometernos con alguien. 

Creo que es más bien algo de cada uno, y como digo siempre, cada persona y cada galaxia es un mundo.

Nos hemos dado cuenta, a diferencia de lo que inculcaron a nuestros padres, que no pasa nada por estar soltero y querer disfrutar sin nadie a tu lado, nos hemos dado cuenta de que valemos mucho aún estando solos y que la autoestima es lo que debe primar siempre. 

Hemos aprendido a querernos y a no buscar el amor como única meta de nuestra vida, que si llega llega pero no como una obsesión.

¿Y si no lo encuentras? No pasa nada. 

Por fin hemos aprendido, o estamos en ello, a no juzgar por ir de cama en cama, por querer a más de uno o por no saber ni querer querer a nadie.

Sí que creo que existan amores líquidos pero eso no quita que sigan quedando los amores sólidos. 

Aquellas parejas que se quieren de verdad pase lo que pase y digan lo que digan.

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