
Pudo haber sido pero no fue, y no fue porque aunque pudo habría sido tal vez no éramos lo que buscábamos o no en el momento adecuado.
Pudo haber sido y nos pudieron los miedos frente a las ganas de comernos el mundo y a nosotros mismos. Pudo haber sido y aquí estamos, tras una despedida agridulce en la que queremos quedarnos a vivir.
Yo no era tu tipo, lo sé, tú tampoco el mío pero siempre pensé que los polos opuestos se atraían hasta que te conocí y me di cuenta que no puedes dar lo que no tienes ni exigir lo que alguien es incapaz de ofrecerte.
Fuimos como el agua y el aceite, que por mucho que lo intenten no se unen ni pidiéndole al destino que nos haga volvernos a encontrar.
No nos culpo, no creo que fuera culpa de nadie, cada uno en una dirección, a una hora distinta, con metas diferentes y en ningún pensamientos estaba el otro. Nos atraíamos, eso era evidente, por no conseguimos darnos más-
Me da pena, sé que si todo hubiese dado una vuelta de 180º tal vez sí podría haber sido. Tal vez, y solo tal vez, estaríamos ahora sonriéndonos y haciéndonos felices… pero no pudo ser.
Pudo haber sido y no fue porque hay veces que te encuentras con personas y no encajas, no enlazas, no abrazas como deberías hacerlo ni como lo sientes… y a esas personas lo mejor es dejarlas marchar o seguir sabiendo que tiene un punto y final más pronto que tarde.
Dejarlas ir para después recordar en que la vida no son como los cuentos de hadas en los que unas perdices lo arreglan todo o que con matar al dragón basta. Cuánto daño nos ha hecho el amor romántico… porque nos enseñan a enamorarnos pero no a afrontar las despedidas y así nos va.
Pudo haber sido pero no fue, y no pasa nada, porque han sido muchas veces en mi vida las que no ha podido ser y no soy menos valiosa por ello. Simplemente no he encontrado a aquella persona que sea para mí, si es que existe.
Ya llegará, o no… pero mientras, me tengo a mí.