Tessa y Hardin eran un completo desastre. Se descolocaban la vida, los miedos, las metas, lo daban todo hasta quedarse sin nada y después no eran capaces de hacerse frente.

 No compartiré jamás la apuesta de él, creo que jugar con una persona es de las peores cosas que puedes hacer en la vida… pero como dice la frase ‘quien juega con fuego se acaba quemando’. Eso le pasó a él, que subestimó la dulzura de Tessa y se acabó pillando hasta las trancas.

Son jóvenes, tienen derecho a equivocarse, a dejarse. A no saber lo que quieren, lo que sí y a planear sin planes.

Tessa, como muchas chicas, quizás iba un paso por detrás pero no se merecía la burla por ello y, aunque al principio Hardin pensase que no era para él, uno no elige de quién se enamora.

Se quisieron, con subidas y bajadas, con personas de por medio y dudas, muchas dudas… pero al final, quien algo quiere algo le cuesta y no puedes alejarte tan fácilmente de quien te hace feliz.

Aún les queda mucho por aprender en esta vida para ser realmente uno en su relación, pero bueno, seguramente todos hayamos pasado o pasaremos por esa etapa, la etapa de ser dos imanes que se atraen pero que tienen mucho por hacer para entenderse del todo.

Tessa y Hardin eran un completo desastre, pero es que nadie es perfecto ni aspires a serlo. Son un desastre pero mientras mantengan el respeto… que no pierdan la magia de ser ellos.